viernes, 31 de mayo de 2013

Bolívar: Ni vivo ni muerto quiero que publiquen mis cartas



 

            El 21 de octubre de 1825 Bolívar, desde el  Potosí escribe a su excelencia el general Francisco de Paula Santander, encargado de la Presidencia de Colombia, para referirse a diversos asuntos contenidos en cartas recibidas en el curso de tres meses y que no había tenido ocasión de responder.
            En esta carta de respuesta a las de Santander, muy larga por cierto, Bolívar se opone a la idea que abriga el gobierno de Colombia de publicar sus correspondencias.  “No mande usted a publicar mis cartas, ni vivo, ni muerto – exige Bolívar – porque ellas están escritas con mucha libertad y con mucho desorden”.
            Bolívar también se refiere, para negarlo, a un presunto atentado contra su vida en Lima del que se habla en Bogotá con gran preocupación, y en cuanto a sus sueldos decretados por el Congreso, dice que no los necesita.  Lo que significa que en Perú nada le faltaba. ¿Qué podía faltarle a quien había bajado del norte a libertar al sur?.  Los peruanos en esos días veían a Bolívar como un salvador y aceptaban todo cuanto él proponía.  Llegaron hasta convencerse de la necesidad de convertir al Alto Perú en la nación que es Bolivia hoy.
            En esta larga carta a Santander, el Libertador habla de las próximas elecciones para Presidente y Vicepresidente de Colombia.

            “... Yo deseo francamente – dice Bolívar – recibir los sufragios de mis conciudadanos, pero más deseo aún salir de la presidencia para quedar libre de hacer lo que me convenga, sin tener que dar cuenta a nadie, pero a condición de que sea usted el presidente y no Montilla, ni aún el mismo Briceño.  Tampoco deseo que lo sea Sucre, que después de usted es el primero de los hombres, aunque todavía no tiene conocimientos de administración, ni de negocios diplomáticos.  Usted debe dar consistencia a Colombia y Sucre fundará a Bolivia.  Yo estoy cansado  de mandos, aunque nunca lo he estado menos que ahora, porque la lisonja me está colmando con sus favores, y estoy viendo nacer los frutos de las plantas que hemos sembrado.  Pero, mi amigo, acuérdese usted que del año 13 al 26 van catorce años inclusive, y el Libertador de la América del Norte no estuvo tantos, y por lo mismo, yo tampoco debo estar más, para que no digan que soy más ambicioso que él”.

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