El 4 de noviembre de 1831, ese maestro infatigable que
fue Juan Manuel Cajigal funda en Caracas la Academia de Matemáticas decretada por Páez nueve
días antes.
Era aquella una Academia para ser aplicada a los trabajos
civiles y a la ciencia de la guerra con la cual había soñado desde su regreso
de España en 1829. Porque Cajigal,
nacido en Barcelona (Anzoategui), había viajado a Madrid cuando tenía trece
años para estudiar matemáticas, primero en la Universidad de Alcalá
de Henares y después en París.
Aquellos días de su regreso de la madre patria, Venezuela
estaba políticamente convulsionada y pugnaba por separarse de la Gran Colombia. Sin embargo, sus ideas son bien acogidas por
Vargas, Soublette, José Grau y pronto el Congreso como Ejecutivo la hacen
realidad con la creación de la
Academia de Matemáticas convertida luego en una verdadera
casa de estudios que traspuso el talento y la fama de Cagigal hasta la Academia de West Point.
Cagigal fue un académico y un político a tiempo
completo. Daba clases de química
industrial. Fue diputado y como tal se
ocupó del trazado del camino de los valles de Aragua y en general del problema
de las vías de comunicación; leía un curso de literatura en la Universidad. Ascendió , después de
Humboltd, dos veces la Silla
del Avila. Se interesó en los trabajos
orográficos de Codazzzi. Trajo y montó
una prensa litográfica. Fue el primero
que ensayó en Venezuela los procedimientos científicos de Daguerre. Escribió un curso de astronomía y fundó en
marzo de 1839 el “Correo de Caracas”.
Como parlamentario dejó oír su voz en el Tratado Pombo – Michelena, en
la adopción del sistema métrico decimal, en la inmigración de trabajadores
canarios. Fue en síntesis un hombre
incansable, tenaz, sin tiempo para sí porque se lo regateaba para ofrecerlo a
los demás, a su patria , al país, pero llegó un
momento en que el cansancio cerebral y los nervios hicieron crisis en su
salud mental. Regresó psíquicamente
desecho y murió el 10 de febrero de 1856, allá en Yaguaraparo, pueblito de
pescadores del Golfo Triste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario