El 23 de noviembre de 1842 salió de Santa Marta el convoy que conducía a Venezuela los restos del Libertador Simón Bolívar.
El convoy lo integraban la goleta
“Constitución”, la corbeta de guerra francesa “Cire”, el bergantín mercante
“Caracas”, el bergantín inglés “Albastros”, y el bergantín holandés “Venus”,
que se hallaba en Santa Marta desde el 16 de noviembre.
El traslado de los restos del
Libertador de Santa Marta a Venezuela fue decretado por el entonces Presidente
José Antonio Páez, en el ejercicio de su segundo mandato. La exhumación de los restos se inició el 20
de noviembre en la
Iglesia Catedral , ante el gobernador de Santa Marta, general
Joaquín Gutiérrez Posada, presidente de la comisión de Colombia designada por
el gobierno de ese país para hacer entrega de los mismos; del Obispo de la Diócesis ; de don Joaquín
de Mier; de los comisionados venezolanos doctor José María Vargas, general José
María Carreño y Mariano Ustáriz; del Consejo Municipal; de los capitanes de
buques extranjeros, diplomáticos y otros
personajes y del pueblo.
Una vez exhumados, el médico
Reverend reconoció los restos del Padre
de la Patria. Se levantó seguidamente un
acta y antes de ser trasladada la urna al buque “Constitución” se celebraron
solemnes ceremonias religiosas. Ya en la
playa, el gobernador de Santa María pronunció un conmovedor discurso que
concluía así: “Tomad, señores, el
precioso tesoro que buscáis; llevadlo a esa tierra privilegiada y sabed, y sepa
ella, que sólo el respeto que el gobierno y el pueblo granadino tienen a la
última voluntad del héroe, es la única fuerza capaz de hacer a la Nueva Granada resignarse al sacrificio. Y vosotros, cenizas ilustres, que habéis
reposado en paz por más de una década en este suelo que quisisteis que sirviera
de asilo eterno, recibid los votos que los granadinos todos eleven al cielo por
vuestro descanso perdurable”.
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