Murió a la edad de 47 años, 4 meses
y 23 días, justo cuando se desmoronaba su gran obra: Colombia, ya dividida en tres pedazos.
El primero de marzo de ese año había
renunciado a la
Presidencia de Colombia y entregado el mando al general
Domingo Caicedo. Quería Bolívar entonces
viajar al exterior, pero le fue imposible por falta de recursos y sobre todo
por su enfermedad que se acentuaba bajo el peso moral que para él significaban
la disolución de la Gran
Colombia , el asesinato de Sucre, la pobreza y el abandono de
sus amigos.
Bolívar no pudo permanecer en Bogotá
y se vio obligado a residenciarse en Cartagena, luego pasó a Barranquilla y de
aquí, por mar, a Santa Marta, en camilla, sin esperanza de curarse. En una casa pequeña, blanca y desnuda, cerca
de la playa y después en la hacienda de San Pedro Alejandrino, propiedad del
buen español Joaquín de Mier, terminaron sus días.
Su último mensaje escrito una semana
antes de su muerte, dirigido a los colombianos, decía: “¡Colombianos! Habéis presenciado mis
esfuerzos para plantar la libertad donde antes reinaba la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonado mi
fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé
del mando cuando me persuadí que
desconfiabais de mi desprendimiento. Mis
enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me
han conducido a las puestas del sepulcro.
Yo los perdono.
“Al desaparecer de en medio de
vosotros, mi cariño me dice que debo hacer manifestación de mis últimos
deseos. No aspiro a otra gloria que a
la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestable
de la unión: los pueblos obedeciendo al
actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario
dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando la espada en
defender las garantías sociales.
“¡Colombianos! Mis últimos votos son
por la fidelidad de la patria. Si mi
muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo
bajaré tranquilo al sepulcro.
El cuerpo de Bolívar, luego de expirar, fue trasladado
de la hacienda de San Pedro a la primera casa que habitó en Santa Marta. Allí el doctor Reverend le practicó la
autopsia y embalsamó. A las ocho de
la noche fue trasladado a la ciudad y
expuesto en capilla ardiente hasta tres días después en la casa de la Aduana. El
general Mariano Montilla, comandante del
Magdalena, se había dirigido antes a la guarnición: “Es mediodía y Colombia acaba de perder para
siempre a su Libertador y Padre.
¡Soldados! Un eterno adiós, nos ha dicho el Libertador nuestro
General. El cadáver del Libertador fue
sepultado el 20 de diciembre, a las cinco de la tarde, en la Catedral de Santa Marta
con todos los honores a su jerarquía.(AF)
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