El 7 de Enero de 1824 Bolívar se halla en Pativilca,
enfermo, y con ganas de abandonar la causa.
Sobre ello escribe a Santander en Bogotá porque el problema no es sólo
su salud complicada y agravada por su intensa marcha por el Sur en manos de
fuerzas enemigas poderosas, sino las continuas deserciones y la falta de un
ejército numéricamente importante, disciplinado y coherente.
Bolívar pide auxilios a Colombia
porque los godos son poderosos y hacen movimientos envolventes. Pero el Libertador se pregunta qué hacer con
los auxilios en caso de que lleguen sino son tropas organizadas, sino reclutas
sin disciplina, sin moral, sin orden y sin equipo. Qué pueden hacer sus 7 mil hombres contra 12
mil del enemigo ya vencedores, aguerridos y orgullosos. Bolívar ve el panorama demasiado oscuro. Sobretodo porque el gobierno de Colombia no
responde eficiente ni suficientemente con tropas. “Si hay 400 granadinos o venezolanos es lo
que más tenemos, y los suranos son tan desertores como no hay ejemplo; tanto
es, que hemos perdido ya 3.000 en el ejército del Perú. De todo esto se deduce que yo no me quiero
encargar de la catástrofe de ese país” le dice Bolívar al general Santander.
Además – continúa el Libertador -, no quiero encargarme
tampoco de la defensa del Sur, porque en ella voy a perder la poca reputación
que me resta con hombres tan malvados e
ingratos”.
Bolívar manifiesta a Santander que debido a esta
situación no le queda más alternativa que irse a Bogotá tan pronta se
restablezca de sus males agravados tras una prolongada marcha por la sierra del
Perú. Se trata de una complicación de
irritación interna y de reumatismo, de calentura y de un poco de mal de orina,
de vómitos y dolor cólico.
Todo
esto – dice Bolívar – hace un conjunto que me ha tenido desesperado y me aflige
todavía mucho. Ya no puedo hacer un
esfuerzo sin padecer infinito. Ud. No me
conocería porque estoy muy acabado y muy viejo, en medio de una tormenta como
esta represento la senectud...” Mas Bolívar se restablecerá, permanecerá en
Pativilca hasta Marzo y en Junio con su victoria en la Batalla de Junín cambiará
todo el panorama oscuro que el 7 de Enero en medio de las calenturas de sus
males veía con deprimente pesimismo.
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