Expedición de Morillo

Pablo Morillo

            El 18 de febrero de 1815 zarpó del puerto de Cádiz con la misión de aplacar a los revolucionarios venezolanos, el General Pablo Morillo, quien se había destacado en la guerra que sostuvo España contra la invasión napoleónica.

            Derrotado Napoleón y restaurado en su trono, el Rey Fernando VII decidió expedicionar contra la guerra de emancipación hispanoamericana y para ello comisionó a uno de sus más brillantes generales.

            Pablo Morillo zarpó de Cádiz con quince mil hombres de todas las armas, en sesenta y cinco buques escoltados por el navío San Pedro Alcántara, de sesenta y cuatro cañones,  el cual terminó hundiéndose frente a la Isla de Coche.

            Su destino inicial era La Argentina, donde la lucha aparentemente no presentaba escollos, pero en alta mar y por orden superior, se decidió desviar el rumbo hacia Venezuela y Nueva Granada donde la lucha parecía implacable.  Morillo llegó a las costas orientales de Venezuela a comienzos de abril y atracó en Puerto Santo, en las costas de Cumaná y de allí mando a Juan Cadazo, con 3 mil soldados  a someter a la Isla de Margarita en poder de los patriotas comandados por Juan Bautista Arismendi.  Este se rindió a cambio de la amnistía plena que le fue concedida.

            Bermúdez se opuso a la capitulación y escapó a la Nueva Granada a donde más tarde llegaría Morillo para someterla.  Este expedicionario español, mal llamado “Pacificador de tierra firme”, fue realmente un hombre cruel con los insurgentes,  reducidos a diseminados grupos  guerrilleros en los llanos orientales, del Guárico, Apure y Casanare.  La Guerra de independencia se veía entonces perdida y desacreditada en el extranjero.  España, para combatirla y arreciar su castigo, contó con el apoyo de la “Santa Alianza”, aparato político concebido por el zar de Rusia, el Rey de Prusia y el emperador de Austria, para sofocar los movimientos liberales que se produjeron en Europa y en las colonias europeas.