domingo, 11 de agosto de 2013
Hecatombe de Caracas y La Guaira
La terrible decisión fue cumplida al
pie de la letra por el comandante de La Guaira , Coronel Leandro Palacios
y el de Caracas, General Juan Bautista Arismendi, quienes antes se habían dirigido al
Libertador expresando su temor de que los presos intentasen un golpe de mano,
debido a su crecido número y a las críticas circunstancias en que se
encontraban las plazas.
Era un momento realmente crítico,
pues se vislumbraba la pérdida de la Segunda República
con las sangrientas embestidas de Boves, Rosete, Morales, y la reciente derrota
de Campo Elías en La
Puerta. El Libertador
por tercera vez daba una orden irreflexiva de tal naturaleza.
La ejecución de los presos la inició
el comandante Leandro Palacios el 12 de febrero con la decapitación de un
centenar de ellos y 150 al día siguiente.
El día 15 el número de presos pasados por las armas era de 247 y,
finalmente, 20 enfermos recluidos en el hospital. Solamente quedaron en las bóvedas 180
criollos librados de la ejecución. La
cifra se elevó a ochocientos con los ejecutados por Arismendí en Caracas.
De todas maneras la hecatombe no se
justificaba y el Libertador ha sido siempre censurado por ella, pues los mismos
métodos venían empleando los enemigos de la República que él
combatía. Tal era el caso de Boves con
su diabólica orden de asesinar a todos los blancos para conformar una Venezuela
sólo de negros y pardos.
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