sábado, 3 de agosto de 2013

MARZO / Misión diplomática de Zea

El primero de marzo de 1820, el Vicepresidente de  Colombia, Francisco Antonio Zea, sale de angostura para cumplir una importante comisión fuera del pais. En su cargo fue designado el doctor Juan Germán  Roscio.
            El Correo del Orinoco, en su edición 54 del mismo mes, lo despide con la siguiente nota:  “El primero del corriente partió de esta ciudad S.E. el Vicepresidente de Colombia, que va encargado de una importante comisión fuera del pais.  Otros habían salido antes que él a  comisiones públicas: mas al hacer aquí mención de la partida de S.E. cedemos solamente al impulso irresistible que causó en nuestros corazones el ver su despedida.  Funcionarios públicos, simples ciudadanos, naturales y extranjeros, todos acompañaron a S.E. hasta  verlo a bordo; todos le manifestaron en aquel instante la estima en que tienen sus virtudes y la gratitud del pueblo por sus constantes tareas públicas...”
              Esos otros que habían salido antes que él y a los cuales se refiere la nota periodística, era José Rafael Revenga, Ministro de Relaciones Exteriores, y José Tiburcio Echeverría, gobernador, comisionado por el Libertador para que pasase a España a negociar la paz siempre que se reconociese la independencia de Colombia.
              La misión de Zea era confidencial, pero con el mismo propósito a través de los resortes diplomáticos de Londres. Así tenemos que con fecha 30 de noviembre de 1820, es decir, a los ocho meses de haber salido de Angostura,  el embajador español en Londres, escribe a Zea en los siguientes términos:  “En cumplimiento de las órdenes que acabo de recibir  en mi Gobierno, debo participar a V.S. que el ministerio de S.M. después de considerar detenidamente la propuesta de reconciliación entre España y sus provincias disidentes de ultramar, que V.S. me dirigió en carta 4 de octubre, último, ha encontrado que la base principal de aquella propuesta (se refería la independencia de Colombia), y por consiguiente toda su naturaleza es absolutamente inadmisible”.

Fracasada esta misión de paz que había seguido de un armisticio y de la entrevista Bolívar-Morillo, se volvería a combatir meses después hasta lograr lo que España tercamente nos negaba.   

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