El 13 de febrero de 1500 regresaron
a España los navegantes Cristóbal Guerra y Pedro Alonso Niño, cargados de perlas muy hermosas
y tan grandes como avellanas, según refiere en sus crónicas el Padre Bartolomé
de Las Casas, quien había venido en los primeros días de la conquista a
colonizar pacíficamente a la Nueva Andalucía.
Esas perlas tan grandes como
avellanas que descubrieron y comenzaron a explotar los navegantes españoles
después del tercer viaje de Cristóbal Colón, era una especie de Dorado, aunque
menos costoso que el buscado infructuosamente por los Welseres tres décadas
después.
En 1500 El Dorado parecía estar bajo
las aguas de las Islas de Margarita, Coche y Cubagua.
Utilizando indios buceadores, Alonso
de Ojeda, Pedro Alonso Niño y Luis Cristóbal Guerra, recogen gran cantidad de
perlas y pronto la noticia llega a la Española , hoy Santo Domingo, cuyos habitantes se
emocionan y muchos de ellos deciden trasladarse a Cubagua y fundar allí la
primera colonia española en Venezuela.
De simple base aldeana para la
consecución de perlas que en enormes cantidades eran enviadas a España, Cubagua
pasó en 1523 a ser una ciudad con el nombre de Nueva Cádiz.
Era tanta la atracción que entonces
ejercían la explotación y comercio de las perlas que el pueblo crecía y la
tierra árida y pedregosa se cubría de buenas construcciones. El gran problema de la ciudad era el agua, la
cual se lograba después de penosos viajes a costa firme, de donde también
traían indios que destinaban a las labores de pesca y de buceo.
El florecimiento de la Isla duró unas cuatro
décadas. Un vendaval acabó con ella y
sus habitantes tuvieron que regresar a la Nueva Andalucía ,
hoy Cumaná, y a Santo Domingo. De la primera ciudad de Venezuela quedan tan
sólo los restos de los viejos muros sepultados bajo un mar casi siempre
embravecido por las fuertes brisas que se desatan del Norte. Hoy es tierra árida y desolada donde ni
siquiera nacen los cactus y el mar se ve desierto de barcos y de perlas.
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