martes, 13 de agosto de 2013
Natalicio de Sucre
El 3 de febrero de 1795 nació en
Cumaná Antonio José de Sucre, guerrero y figura prominente de la libertad
americana.
Era hijo de Vicente de Sucre y
Urbaneja, comandante de los Nobles Húsares de familias tanto de España como de
las colonias.
A la edad de quince años inició la
carrera militar más ardorosa y triunfal que soldado alguno de América haya
tenido. Fue el soldado más leal de la
causa patriota y su pasión por la libertad lo llevó a comprometerse en empresas
guerreras monumentales, como la de Ayacucho que lo exaltó definitivamente a la
gloria, gloria que también tocó no sólo a las legiones de soldados que lo
siguieron, sino a quien desde el juramento en el Monte Sacro se había empeñado
con tenacidad inigualable en libertar a un continente.
El soldado y revolucionario cumanés
cuya gloria, al decir del historiador Carrera Damas, permanece sepultada debajo
de centenares de miles de páginas del bolivarianismo desorbitado, fue un
táctico militar extraordinario, el mejor de su época en Latinoamérica, hombre
cabal, sin dobleces y con un corazón nobilísimo pocas veces visto en un
guerrero que tuvo que enfrentarse a enemigos tan serios como La Serna y Canterac.
Tan humano, valiente y leal era
Sucre, que Bolívar no tuvo para él sino elogios y más elogios y fue quizás
porque sin Sucre, Bolívar no habría podido ser Bolívar ni llevar a cabo su
ingente obra de libertad. “Sucre - como
perfectamente lo señala el historiador John Hoover- fue la espada con la que Bolívar liberó al
Ecuador, Perú y Bolivia y el arado que abrió los primeros surcos nacionales en
dos de estos dos grandes países.”
La confianza de Bolívar en Sucre era
absoluta: “Todos mis poderes buenos y
malos los delego en usted. Haga usted la
guerra, haga usted la paz, salve o pierda el Sur, Ud. es el árbitro de sus
destinos y en usted he confiado todas mis esperanzas.”
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