El 4 de enero de 1859 una Convención de Diputados reunida en Valencia e integrada por los hombres más notables de los partidos Liberal y Conservador, designó a Julián Castro Presidente interino de Venezuela.
Castro era Gobernador de Carabobo al servicio del
Presidente José Tadeo Monagas y se había levantado en armas contra éste
aprovechando el descontento general y animado por la alianza de los dos grandes
partidos con este propósito. El
movimiento dirigido a derrocar a Monagas enarbolaba el lema de “Unión de los
partidos y olvido de lo pasado”.
El levantamiento de Castro, desde la Gobernación de
Carabobo, ocurrió en marzo de 1858 y el 15 de ese mismo mes el Presidente
Monagas se vio obligado a renunciar ante el Congreso, mientras el pueblo de
Caracas salía a la calle para victorear al general Julián Castro que se hallaba
en La Victoria
al frente de 5 mil hombres avanzando hacia la capital.
Tres días después se encargó del Poder Ejecutivo y el 9
de julio la Convención
de Valencia lo eligió Presidente provisional, con 92 votos. Al año siguiente, 4 de enero, la misma
Convención lo ratificó como Presidente interino hasta dos días después de las
elecciones que fue juramentado ante la Convención , pero sólo pudo gobernar como
Presidente electo de Venezuela hasta el 2 de agosto de 1859, depuesto por un
golpe de estado.
Julián Castro, caraqueño, casado con María Nieves
Briceño, tuvo cuatro hijos y, según el historiador González Guinán, era de
origen humilde. “Recibió una educación
rudimentaria y, niño aún, abrazó la carrera de las armas bajo aquellas
administraciones regulares y discretas
que tuvo la República después de
su organización en 1830. Educación descuidada, instrucción
pobre, modales ásperos, carácter duro, espíritu malicioso y conciencia
elástica, por lo demás conocía la
carrera que había abrazado. Era táctico,
valiente, perseverante y muy capaz para engarzar con la punta de la espada la
corona de la victoria”.
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