domingo, 4 de agosto de 2013
José María España
El 28 de febrero de 1761 nació en La Guaira don José María
España, uno de los primeros mártires de nuestra independencia.
Era hijo del sargento mayor don José
España y de doña Anastasia de Rodríguez, familia acomodada que le hizo posible
una buena educación en Bayona, ciudad de Francia.
Era hombre de viva inteligencia y
convicciones democráticas. Disfrutaba de
una de las mejores bibliotecas de provincia y estaba al corriente de la
realidad de minusvalía de su país, a causa de la forma como operaba el gobierno
colonial.
Siendo Justicia Mayor del pueblo de
Macuto trabó amistad con el capitán retirado don Manuel Gual, quién vivía en su
hacienda de Santa Lucía en la
Sabana de Ocumare, y con el pedagogo Juan Bautista Picornell,
desterrado de La Guaira
por la monarquía española al develarse la conspiración de San Blas en febrero
de 1797 para implantar en la
Península un régimen republicano.
Estos tres hombres conciben y ponen
en marcha un ambicioso proyecto de revolución para lograr la independencia
política de Venezuela sobre los valores fundamentales de la ley, la justicia y
la libertad. La Guaira era el centro de la
conspiración con ramificaciones sólidas en Caracas, Carúpano, Valencia, Puerto
Cabello, Barlovento y otras poblaciones.
Se había cuidado del más mínimo detalle.
No era una aventura, el proyecto estaba bien concebido y maquinado,
incluso con base doctrinaria y sistema de organización del gobierno
republicano. Pero ocurrió lo que
Picornell desde su prisión había presentido cuando propuso anticipar el
estallido. El 13 de julio de 1797, el
gobernador Pedro Carbonell descubrió el complot y fracasó lo que pudo ser la
verdadera y auténtica revolución independentista de Venezuela.
Gual y España que habían logrado
escapar a Trinidad al develarse el complot, pagarían más tarde con sus vidas
esta primera gran tentativa de Independencia.
Gual muere envenenado en la
Isla vecina de Trinidad y, España, al regresar
clandestinamente a Venezuela, es apresado y llevado a la horca. Muere el 8 de mayo de 1799 en el mismo sitio
donde se alza hoy la estatua ecuestre del Libertador en Caracas. “No pasará mucho tiempo sin que mis cenizas
sean horadas” cuéntase que fueron sus últimas palabras dirigidas a sus
ejecutores y a los caraqueños que apenados contemplaban su muerte.
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