El 22 de enero de 1803, a los ocho meses de matrimonio,
muere en San Mateo, Estado Aragua, doña María Teresa Rodríguez del Toro y
Alaisa, esposa del Libertador Simón Bolívar.
Muere, María Teresa, víctima del paludismo, a la edad de
22 años. Había nacido en Madrid en
1781. Era hija de don Bernardo Rodríguez
del Toro y Ascanio, nativo de Caracas y de doña Benita de Alaisa y Medrano,
natural de Valladolid, España.
El casamiento de María Teresa tuvo lugar en Madrid el 26
de mayo de 1802, después de un tiempo largo de amores que comenzó con Bolívar
cuando este tenía apenas 16 años.
Bolívar, huérfano a temprana edad y de carácter
apasionado, se sentía solo y quería sentar cabeza, casarse y tener hijos, como
se desprende de una carta enviada desde Madrid el 30 de septiembre de 1800 a su
tío, don Pedro Palacios y Sojo, que se hallaba en Caracas:
“No ignora usted – decía Bolívar- que poseo un
mayorazgo bastante cuantioso, con la precisa condición que he de estar
establecido en Caracas y que a falta mía pase a mis hijos, y de no, a la Casa Aristiguieta ,
por lo que, atendiendo yo el aumento de mis bienes para mi familia, y por
haberme apasionado de una señorita de las más bellas circunstancias y
recomendables prendas, como es mi señora
María Teresa Toro, hija de un paisano y aún pariente, he decidido contraer
alianza con dicha señorita para evitar la falta que pueda causar si fallezco
sin sucesión; pues haciendo tan justa liga querrá Dios darme algún hijo que
sirva de apoyo a mis hermanos y de auxilio a mis tíos.” Mas, no tuvo hijos y su esposa falleció primero que él. Aquella muerte le fue dura. Juró no volver a casarse jamás y sus bienes
como su vida los dedicó entonces a la libertad de la patria. Los restos de su esposa descansan en la Capilla de la Santísima Trinidad
de la Catedral
de Caracas y, la Mansión
de San Mateo, donde transcurrieron los meses de su matrimonio, es hoy un Museo
Histórico. El 25 de marzo de 1814, Boves
se quiso apoderar de aquella hacienda y el heroico Ricaurte encendió la pólvora
y voló con ella en mil pedazos.
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