El 25 de abril de 1976 murió
trágicamente en accidente carretero,
Aquiles Nazoa, extraordinario poeta y humorista, cuya obra se mantiene fresca y
viva, tanto como su calidad, ingenio y profundo contenido humano.
La muerte del poeta, ocurrida en la
autopista Caracas – Valencia, impacto hondamente en el alma nacional y tenía
que ser así toda vez que este hombre sencillo de la barriada caraqueña de El
Guarataro supo asumir y proyectar los valores de la cultura popular.
Aquiles Nazoa murió a la edad de 56
años. Había nacido, por lo tanto, en
1920. En la todavía fresca y airosa
Caracas de la bufanda y los romantones.
En la Caracas
de tejados rojos y patinados. En la Caracas apacible y hermosa
ocasionalmente perturbada por los bocinazos de los carritos Ford y los chácharros
gomeros.
Cuantas cosas gratas escribió
Aquiles Nazoa sobres su ciudad. Lo
llamaron una vez “el novio de Caracas”.
El y el cronista Enrique Bernardo Nuñez eran los grandes e importantes defensores
de la gran capital que al fin cedió
al impulso aplastante del progreso de
hormigón y concreto.
Su poesía era dulce, fresca y
tierna. Llenaba el alma de toda la
tierra venezolana. Y tanto como poeta
era humorista y cronista de elegante y amena prosa. Sin lugar a dudas llegó a ser el mejor
humorista de su tiempo, seguidor de la línea de Job Pim a quien destaca al
igual que Leo en la antología de “Los Humoristas de Caracas” único estudio
completo conocido hasta ahora sobre aspecto de la literatura venezolana.
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