El primero de mayo de 1886, centenares de obreros de la empresa Maccormick de los Estados Unidos, abandonaron sus labores y manifestaron contra la inhumana jornada de 14 y 16 horas diarias de trabajo. Pero el desenlace fue fatal. La empresa, antes que optar por la vía del diálogo a fin de considerar favorablemente como en justicia convenía la petición de los trabajadores, apeló a la fuerza. La política del Estado fue enfrentada contra los manifestantes derivando un resultado trágico de muertos y heridos.
De aquel lúgrube acontecimiento salió la expresión de
“los mártires de Chicago” para hacer memoria de esta jornada que por su
magnitud y trascendencia marca el primer hito en las luchas sociales del mundo.
Por eso cada primero de mayo se paraliza la fuerza de
trabajo. Es la oportunidad del
trabajador para rendir homenaje a quienes han sido incesantes y tercos en la
lucha por la dignificación y derechos
sociales del hombre.
A partir de 1889 el movimiento sindical internacionaliza
sus luchas y promueve un Congreso realizado en París en 1890 con los siguientes
objetivos: establecimiento del horario
de 8 horas para todos los obreros, eliminación de las agencias de empleo,
creación de una legislación internacional del trabajo que regule esta
actividad, eliminación del trabajo nocturno, alcanzar el control de los medios
de producción y eliminar el trabajo de las mujeres y de los niños en las
fábricas. En este mismo Congreso de 1890
y a solicitud de la delegación de los EEUU, se aprobó declarar el primero de
mayo, Día del Trabajador.
En Venezuela la actividad sindical comenzó en 1936 a raíz
de la muerte de Gómez, pero es el Primero de Mayo de 1946 cuando tiene lugar la
conmemoración masivamente laboral de la fecha, la cual desde entonces se ha
venido sucediendo ininterrumpidamente hasta nuestros días. La fecha fue legalmente instituida en 1945
por el Presidente de la
República , Isaías Medina Angarita.(AF)
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