El 23 de marzo de 1561 Lope de
Aguirre, alienado personaje que atemorizó a Venezuela, desconoció al Monarca
Felipe Segundo de España y pretendió separar al Perú de la corona, seguido por
los soldados marañones.
Nacido en la Villa de Oñate, en 1518,
este personaje llegó al nuevo mundo en la expedición de Diego Durán y
permaneció dos años en las Islas del Caribe, al cabo de los cuales marchó al
Perú donde tomó parte de las luchas civiles hasta el punto de renegar del
nombre de su patria España.
“Reniego de mi nombre de español
– decía – y me halago con llamarme marañón o peruano, y todo, para mejor
descartarme de la servidumbre del rey”.
Incorporado a la misión que en 1560
y al mando de Pedro Ursúa, despachó el Virrey del Perú para conquistar el reino
de los omaguas, entre los ríos Amazonas y el Orinoco, donde se decía estaba el
famoso Dorado, se alzó con dieciocho hombres de los 400 que integraban la
expedición y luego de dar muerte al comandante Pedro de Ursúa a su
lugarteniente, se proclamó jefe de la expedición.
Siguió a la deriva los cursos del
Amazona, Río Negro, el Brazo Casiquiare y el Orinoco, ya a caballo, a pie por
entre la enmarañada selva, navegando en frágiles curiaras indias, trepando
cumbres, caminando sabanas, pantanos, andando al azar y en un abierto desafío a
la resistencia humana, llegó hasta el Atlántico y luego a la Isla de Margarita donde
cometió actos sanguinarios que empavorizaron a la población. Antes de saltar a
tierra el Tirano Aguirre, a quien se pintaba como hombre delgado, pequeño, mal
encarado y parlanchín, hizo dar garrote a dos de sus compañeros, Diego de
Alcara y Gonzalo Piral de Fuentes. Luego mató a palos al Gobernador Juan Gómez
de Villandrando, a su maestre de campo, y al Capitán Turriaga.
Saqueó los caudales de la ciudad, se
robó la cosecha de perlas y cometió otras crueldades antes de abandonar la Isla para dirigirse a Costa
Firma. Embistió sobre Borburata y Valencia, pero habían quedado desiertas
porque sus habitantes huyeron espantados. Cuando trató de entrar a
Barquisimeto, Aguirre contaba con sólo 150 soldados que desertaron al ver que no
podían enfrentarse a las tropas bien armadas del Gobernador Pablo Collado.
Entonces, abandonado y solo, desistió de su empresa de terror y saqueo. Terminó
apuñalando a su hija, muriendo de dos arcabuzazos que le disparó un soldado
llamado Custodio Hernández.
Sanguinario hasta con su hija
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