El 3 de junio de 1790 el “Diario de Madrid” publicó una
carta donde informa que por primera vez se inoculó en Venezuela la vacuna de la Viruela. Los primeros inoculados
fueron miembros de la familia del Marqués del Toro.
La viruela que había segado más de sesenta millones de
vidas humanas en Europa durante el siglo XVIII tropezaba con su contra, una
vacuna descubierta por Eduardo Jenner, sabio inglés que se inmortalizó al
inocular unas gotas de pus extraídas de una ordeñadora, a un joven de 14 años,
Jacobo Phipps, quien reaccionó favorablemente.
La vacuna se perfeccionó y como una bendición la recibió
la humanidad. España tan próxima a
Inglaterra, cuna del descubrimiento, fue uno de los primeros países
beneficiados y junto con ella todas sus colonias en América contagiadas por el
mal.
En Venezuela centenares
de venezolanos morían y los que no, quedaban marcados para toda la
vida. Antes de que descubriera la vacuna
propiamente, existía otra manera de evitar las consecuencias mortales de la
enfermedad y era mediante un rasguño doloroso en la piel. Luego al receptor se le practicaban sangrías,
se le aplicaban laxantes y eran sometidos a una dieta de hambre. Este procedimiento lo denominaban los médicos
“variolización” y según Voltaire “había
causado más miseria a la humanidad que el hambre, la peste y todas las
enfermedades contagiosas juntas”.
Entre las víctimas famosas de la viruela figuran el
emperador José I de Alemania, Luis XV de Francia, La Reina Isabel I de
Inglaterra, y el Zar Pedro II de Rusia.
La viruela en la actualidad no existe en Venezuela ni en ninguna otra
parte del mundo. Las campañas de
erradicación llevadas a cabo bajo la égida de la Organización Mundial
de la Salud han
hecho de ella un suceso terrible del pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario