domingo, 21 de julio de 2013

Atentado contra Bolívar

            El 16 de abril de 1818, en el Rincón de los Toros, ocurrió un atentado contra la vida del Libertador que, a la postre, resultó frustrado.

            Ocurrió durante su campaña por los llanos del Guárico y ya de vuelta hacia el Orinoco por la vía de Apure para reorganizar el ejército y convocar al Congreso de Angostura.  Eran las cuatro de la madrugada y luego que acampaba el ejército tras una ardorosa retirada obligada por la derrota en El Semen.
El Capitán Renovales, jefe de un comando designado por el jefe realista Rafael López, no tuvo problemas para penetrar hasta la tienda de campaña donde dormía Bolívar junto con cuatro patriotas, muy cerca de los vivaques de sus tropas, pues  conocía al “Santo y seña” y nadie supo jamás  cómo.
Santander, engañado, pareció ser el guía de los que una vez en la tienda dispararon al azar tratando de pescar a Bolívar, pero sólo consiguieron darle muerte  al capellán Julián Prado y a los coroneles Mateo Salcedo y Fernando Galindo (Defensor en el juicio de condena a Piar).  El Libertador en medio de la confusión y el tiroteo saltó a su caballo, pero la bestia cayó herida.  Corriendo por entre el enmarañado bosque, Bolívar trató de salvar la vida.  “Mi fortuna por un caballo” gritaba desesperado hasta que un soldado de caballería le ofreció una bestia a tiempo que recibía una coz que casi lo deja sin aliento.
            El General Páez narra en sus Memorias este atentado diciendo que  “Estando Rafael López en el pueblo de San José, esperando al Libertador, acampó éste con su fuerza en el Rincón de los Toros a una legua de San José.  Esta misma noche, López logra el santo y seña de la división de Bolívar y comisiona al capitán Mariano Renovales para sorprenderlo:  este sin ser descubierto y a quemarropa dispara sobre el Libertador, quién se salva milagrosamente a lomo de caballo.  Al amanecer, los realistas persiguieron algo menos que una legua a los derrotados, pero éstos reaccionaron, cargaron y batieron al enemigo.  Fue cuando el asistente de Leonardo Infante mató a Rafael López e Infante tomó el caballo del jefe realista, ricamente enjaezado, y se lo entregó al Libertador, quién entró sobre él en Calabozo.”



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