lunes, 1 de julio de 2013
“El loco de Casacoima”
El 4 de julio se hallaba Bolívar en la Laguna de
Casacoima activando la salida de algunas embarcaciones de la flotilla de Brión
cuando fue sorprendido por un grupo de realistas de Los Castillos. Lo acompañaban en ese momento su amanuense
Martel, y los generales Arismendi, Pedro León Torres, Soublette, Jacinto Lara,
José Gabriel Pérez y otros. Todos se
lanzaron al agua y atravesaron a nado la laguna del Orinoco y se internaron en
la oscuridad del bosque. Bolívar estaba
nervioso y empapado al igual que sus oficiales y de pronto estalló en una
crisis de euforia acaso por haber salvado la vida y buscando tal vez ánimo y
valor en el recurso de la palabra:
“Dentro de pocos días rendiremos a Angostura y, entonces, iremos a
liberar la Nueva Granada ,
y arrojando a los enemigos del resto de Venezuela, constituiremos a
Colombia. Enarbolaremos después el
Pabellón tricolor sobre el Chimborazo, e iremos a completar nuestra obra de
liberar a la América
del Sur y asegurar su independencia, llevando nuestros pendones victoriosos
hasta el Perú: el Perú será libre”. Su amanuense Martel, que lo oía, lo dio todo
por perdido al comentar con los oficiales la posibilidad de que el Libertador
estuviera loco. Más, no era así. Lo extraño consistía en que Bolívar era una
fuerza telúrica emancipada o la que es lo mismo, un genio, un predestinado de
la libertad.
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