lunes, 8 de julio de 2013

Batalla de Carabobo

            El 24 de junio de 1821  Bolívar con sus mejores soldados salió al amanecer de las sabanas de Tinaquillo y a las once de la mañana bajo un sol claro y luminoso alistó sus armas contra los cinco mil hombres bien dispuestos del General La Torre que en el campo de Carabobo, lo aguardaba para la gran batalla que habría de decidir la suerte definitiva de la Patria.
            “Es mi deber hacer la paz o combatir” había exclamado Bolívar ante la imposibilidad de mantener el armisticio firmado meses  antes con Morillo, y combatir fue su consigna cuando los marabinos perdiendo el concepto de la integridad venezolanista se precipitaron a declarar el territorio del Lago “Provincia de la República de Colombia”.
            Morillo se había marchado para España confiando en las pautas del armisticio y las tropas realistas que mandaba quedaron bajo la jefatura de La Torre.  Era un ejercicio bien dotado y superior al de los patriotas, pero Bolívar que veía desmoronarse la integridad territorial no podía seguir prolongando una tregua que conspiraba contra sus fines, de manera que decidió entrar en campaña y a través de Bermúdez abrió operaciones sobre Caracas para distraer al ejército realista y poder concentrar para la gran batalla sus fuerzas de San Carlos.  Bolívar ordenó su ejército en tres divisiones comandadas, la primera, por le general Páez; la segunda, por le General Manuel Cedeño y, la tercera, por el General Ambrosio Plaza.  La Batalla duró apenas una hora y el saldo final fue de 200 muertos y heridos, la mayoría perteneciente a la Legión Británica a la que le tocó la parte más dura  y heroica del combate.  Destruido el ejército realista los sobrevivientes fueron a refugiarse a la plaza de Puerto Cabello de donde más tarde los echarían definitivamente los llaneros de Páez.
En la acción murieron Negro Primero, los comandantes Farriar, Devis y Scott de la Legión Británica y los generales Plaza y Cedeño.  Bolívar entró el mismo día a Valencia y cuenta el historiador Mariano Picón Salas que estando Páez descansando al lado del Libertador, le pregunta:  “General, usted que ya nos conoce bien, puede decir ¿quien es la primera lanza del llano? Monagas, contesta el Libertador.  ¿Y cuál es la primera lanza de Venezuela? - insistió el catire.  Monagas -reafirma Bolívar.  Y Páez, ya molesto, exclama:  Caramba, mi general, ¿entonces yo que soy?  Usted, general Páez, es la primera lanza del mundo”.


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