El 24 de septiembre de 1828, a las once de la noche, un
grupo de conjurados partidario de Santander, decide adelantar sus planes para
dar muerte al Libertador Simón Bolívar que había proclamado la dictadura a raíz
de la división de la
Convención Ocaña.
Los
santanderistas, propugnadores del gobierno federal, se exasperaron por todo
cuanto para su movimiento significaba la dictadura y en sus reuniones
clandestinas planearon prender a Bolívar y eliminarlo.
Eso debía suceder mientras el
general Francisco de Paula Santander que por efectos del gobierno de facto
había dejado de ser Vicepresidente de Colombia, se hallara en Washington de
embajador designado. Pero aconteció
que uno de los comprometidos, por
imprudencia suya cometida en una fiesta, fue
reducido a prisión y los conjurados temiendo que se descubrieran sus planes, resolvieron ejecutarlo esa misma noche.
reducido a prisión y los conjurados temiendo que se descubrieran sus planes, resolvieron ejecutarlo esa misma noche.
El grupo de conspiradores integrado
por el doctor Florentino González, el comandante Pedro Carujo, Pedro Celestino
Azuero, Juan Manuel Acevedo, Mario Ospina, Wenceslao Zulaibar y el francés
Agustín Hormet, a la medianoche, se dirigieron al Palacio de Bogotá donde descansaba el Libertador,
dieron muerte a los centinelas, derribaron las puertas y a los gritos de “Muera
el Tirano”, ¡Viva la Libertad !,
¡Viva Santander!, penetraron en el Palacio.
Bolívar al escuchar el movimiento se levantó y pretendió abrir la puerta
espada en mano, pero su compañera Manuelita Sáenz, lo incitó a que escapara por
el balcón. Bolívar así lo hizo, corrió
por la calle y luego su criado lo orientó hacia un puente donde permaneció
escondido durante tres horas. Tan pronto
cundió lo del atentado, tropas leales salieron de sus cuarteles y prendieron a
los facciosos. Pasada la tormenta, el
Libertador salió de su escondite y se presentó en la Plaza Mayor donde el
secretario de guerra Rafael Urdaneta, oficiales y gente del pueblo lo recibieron
entre abrazos y victorias. Los
complotados fueron sometidos a juicio y condenados a muerte. A Carujo, sin embargo, se le perdonó la vida
y a Santander le conmutaron la pena de muerte por el destierro. Los oficiales José María Obando y José
Hilario López, autores intelectuales más tarde del asesinato de Sucre, lograron
escapar para alzarse en Popayán, donde fueron sometidos.
Amigo Américo, podría decirme si en ese atentado estuvo presente el Coronel William Ferguson de la Legión Británica, Edecan de Bolívar ?
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