El 27 de septiembre de 1980 fue adoptado y se celebra
desde entonces como el Día Mundial del Turismo.
La adopción de la fecha fue hecha
por la tercera reunión de la Asamblea General de la Organización Mundial
del Turismo (OMT), realizada en España en el mismo día y mes, pero de 1979.
La admiración de las bellezas
naturales, la higiene, la necesidad de ejercicio y de hacer vida al aire libre
fomentadas por el aumento y la facilidad de las comunicaciones, ha venido
contribuyendo al crecimiento del turismo en el mundo, poniendo en movimiento
cuantiosas sumas de dinero del que se benefician los países que lo
fomentan. Se le ha llamado la industria
sin chimenea y también la exportación invisible porque el turista, a cambio de dinero se lleva un caudal de gratas emociones
y recuerdos.
El turista paga al contado por
mercaderías cuyos principales valores y atractivos (paisajes edénicos, climas
agradables, costumbres típicas, monumentos históricos y artísticos) siguen
permaneciendo en su integridad en el país que visitan. Con el turismo nada se pierde y es mucho
cuanto se gana. De allí que países como
España, Suiza y Estados Unidos favorezcan una corriente turística envidiable.
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