El 7 de agosto de
1819 terminó la campaña de la
Nueva Granada con el triunfo de Boyacá, que infligió al
ejército realista del general Barreiro un golpe mortal y puso en manos de los
patriotas el territorio de la
Nueva Granada y su
consecuencial independencia.
“Ni Dios me quita la victoria” había exclamado el general
José María Barreiro, seguro de la victoria, pero amarga repuesta recibió entonces
cuando el Libertador con un ejército maltrecho que venía de tramontar el Páramo
de Pisba le cortó el paso en el Puente de Boyacá en una singular batalla
estratégica de la que no pudo escapar ni su propio gran comandante el general
Barreiro.
El Virrey Juan Sámano, al saberlo, emprendió la fuga
desde Bogotá dejando en las arcas un millón de pesos y en los almacenes, armas,
pertrechos y ropas para equipar a todo un ejército.
La batalla de Boyacá ocurrió a las dos de la tarde y
prevaleció el factor sorpresa luego de calculados por el Libertador todos los
movimientos para acorralar al enemigo.
El ejército patriota perdió tan sólo 13 hombres y 53 resultaron heridos.
Entre los muertos en puesto de vanguardia estaba el
Reverendo Padre Fray Miguel Díaz. El
general Santander hizo fusilar a Barreiro y a otros oficiales y prisioneros que
el Libertador se proponía canjear.
En carta de Bolívar desde
Bogotá a Francisco Antonio Zea en Angostura dice refiriéndose a la batalla de
Boyacá, “Un jefe experto, al frente de un ejército de 4.000 a 5.000 guerreros
es lo primero que se me presenta en el campo de batalla. El general D. José María Barreiro, encargado
de su dirección, apura sus esfuerzos, mueve todos los resortes del valor, y él
me ha presentado acciones que faltaban a la república para el lleno de sus
glorias”.
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