El 19 de agosto de 1813 el gobernador realista de la
plaza de Cumaná, Eusebio Antoñanzas, muere en Curazao, víctima de las heridas
sufridas cuando huía a bordo de una goleta que era perseguida por el comodoro italiano José Bianchi que mandaba
la escuadrilla patriota.
La huida de Antoñanzas se produjo junto con la de otros
oficiales, tropas, catalanes y criollos mientras su comisionado don José
Ortegosa negociaba la capitulación con Santiago Mariño que después de diez
asaltos se proponía tomar
definitivamente la plaza de Cumaná.
La toma de Cumaná formaba parte de la campaña libertadora
de Oriente iniciada desde el islote de Chacachacare entre la península de
Güiria y la Isla
de Trinidad por los patriotas Santiago Mariño, Manuel Piar, Bernardo Bermúdez y
José Francisco Bermúdez. La toma de esa
plaza fue un hecho de guerra demasiado importante para los patriotas y su
Gobernador Antoñanzas pagó con su vida las muchas crueldades cometidas al lado
de los sanguinarios Zuazola, Ceballos, Rosete y otros de su calaña.
Cuando Bolívar denunciaba al editor del “The Royal
Gazette” el genocidio que los españoles cometían contra sus colonias en el Nuevo Mundo se refería
concretamente al gobernador Antoñanzas acusándolo de haber ahorcado en los
árboles y cercas a 300 prisioneros en
San Juan de los Morros y “vivas aún sus víctimas mandó a sus soldados que las
atormentaran de todos los modos posibles y a su antojo, con puñales, etc., que
los despedazaran de diversas maneras, y todo esto sucedía a tiempo que, el
general Miranda y otros jefes del ejército independiente, trataban a los
prisioneros indistintamente con una clemencia hasta entonces desconocida en los
anales de las guerras civiles”.
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