El 24 de julio de 1783 nació en la apacible Caracas de la colonia, frente a la venerable plaza de San Jacinto, don Simón Antonio de
De manera que Simón Bolívar quedó
huérfano de padre y madre, a los nueve años y a esa de edad fue confiado a su
tío paterno don Feliciano Palacios y Blanco (Tío Chano) y a los clérigos
capuchinos, depositarios de la cultura de aquel tiempo.
A los diez años, Simón Bolívar
aprendió de los capuchinos, Matemática y Botánica. Lo obligaban a ir a misa
diariamente, besarle la mano al Obispo y lo preservaban de las “peligrosas”
ideas modernas que ya tomaban calor en el ambiente caraqueño. Asimismo lo enseñaban a venerar en el Capitán
General al Monarca lejano que, investido por Dios, gobernaba más allá de los
mares. Luego su tío paterno desistió de
la educación clerical y Bolívar tuvo maestros más adecuados a su
temperamento: Pelgrón, José Sanz, Andrés
Bello y Simón Rodríguez. Este último
influyó poderosamente en su destino. Llegó
a ser su preceptor más querido y de él aprendió a odiar la esclavitud y la
injusticia y por él se declaró absolutamente Republicano.
Bolívar progresó rápidamente en sus
estudios docentes y militares y casi niño recibió del Rey el grado de
Subteniente del Batallón del Valle de Aragua y decidió viajar a España para
completar su formación. A la luz de la
realidad monárquica y de la forma como la península manejaba sus intereses
coloniales de ultramar, se arraigó más en él la idea republicana que le insufló
su Preceptor. El 26 de mayo de 1802 se
casó en Madrid con María Teresa del Toro (21 años) y emprendió con ella su
viaje de regreso a Venezuela. Un año
después muere su esposa víctima de una epidemia. Vuelve a Europa para seguir estudiando y
frecuentar los grandes salones. Allá se
encontró con don Simón Rodríguez, recorrieron juntos el viejo continente y en
el Monte Aventino juró consagrar su vida y su fortuna en la independencia de
América. (AF)
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