El 21 de septiembre de 1819 el general Santiago Mariño, para entonces diputado del Congreso de Angostura, presionó a los parlamentarios, con apoyo del pueblo que en tumulto agitado había invadido las afueras y espacios adyacentes al salón de sesiones, para que nombraran al general Juan Bautista Arismendi, Vicepresidente en sustitución del doctor Francisco Antonio Zea y a él, a Mariño, Jefe del Ejército en sustitución del Bermúdez y Urdaneta.
El Congreso de Angostura cedió a la presión tumultuosa
y a las maniobras de Mariño por lo que el Vicepresidente Zea no le quedo más
alternativa que renunciar en aras de la paz pública y aguardar el regreso del
Libertador que se hallaba en campaña por la Nueva Granada.
El por qué Mariño procedía así lo explicaban bien sus
antecedentes y descontento porque uno de los suyos,
Arismendi, estaba preso en la cárcel de Angostura por desacato a una orden del
Presidente encargado y descontento también porque habiendo él reemplazado a
Arismendi en la jefatura de las tropas de Oriente, había sido devuelto a ocupar
su curul en el Congreso.
El desacato de Arismendi consistía en el hecho de
haberse negado a entregar a Urdaneta 500 hombres de tropa de la Isla de Margarita, reclutados
por orden del Libertador. Su conducta
llevó a Urdaneta a remitirlo preso a Angostura para ser enjuiciado. Preso se hallaba Arismendi cuando Mariño
preparó su manifestación ante el Congreso y explotó la especie de que la
campaña de Bolívar por la
Nueva Granada había sido un fracaso.
De manera que el prestigio militar de Mariño y su
influencia en el Congreso y el pueblo eran tal que logró el hecho insólito de
sacar de la cárcel a Arismendi para presidir el Congreso y de hecho asumir la Presidencia de la República por ausencia
de Bolívar. En Arismendi se daba este
episodio por segunda vez aunque en circunstancias diferentes, pues en 1813
cuando se hallaba preso en el Castillo de Pampatar, fue liberado por el pueblo
para asumir la gobernación de la isla.
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